La experiencia en Cotacachi llega a su fin.
La estadía en Cotacachi va
llegando a su fin, y con ella la asistencia técnica que vine a desarrollar. En
el caso particular de esta experiencia, los aspectos profesionales se
complementan con los personales, por lo que me encuentro en una encrucijada de
emociones que tendré que dejar decantar
y manejar durante un tiempo, cuando esté de regreso en el medio del que
vengo. En todo caso me quedo con la grata sensación de sentirme parte del
ambiente en el que desarrollé mi asistencia técnica y estoy seguro que esta
sensación me acompañará por siempre.
Ya comenté en mis otros escritos, que en ningún momento
me sentí ajeno desde el punto de vista profesional en este medio que me acogió.
El trabajo con los departamentos a los que me debía, Planificación y Obras
Públicas, fue óptimo. Me permitió conocer aspectos técnicos sobre resolución de
estructuras portantes y métodos constructivos particulares de la zona, como la
construcción usando adobes. Además este verdadero trabajo de equipo y
participativo, modalidad que los ecuatorianos tienen mucho que enseñarnos, me
permitió no solamente cumplir con el objeto de mi estancia, el re-diseño del
Coliseo o estadio cubierto, sino también intervenir como técnico en cuestiones
relacionadas con la protección del patrimonio histórico de Cotacachi,
participar de socializaciones, que es como se llama aquí una exposición pública
a la Comunidad para pedir su apoyo a proyectos que la afectarán y compartir la
acción de policía de obras de los compañeros inspectores.
En cuanto a la acogida personal,
sólo puedo decir que las relaciones que se han establecido son de amistad
sincera.
El proyecto del Coliseo despertó
mucho interés en los medios de comunicación locales; me hicieron tres
entrevistas en Radio Cotacachi para ir explicando los avances del proyecto y
una para el periódico El Norte.
Como ya expliqué en mis escritos anteriores, mi trabajo fue de lo general a lo particular. Hoy toca hablar de lo
particular. Atendiendo a las necesidades reales manifestadas por el alcalde de
Cotacachi en cuanto al Coliseo que se pretende construir, y consensuando cada
paso con los departamentos de Planificación y de Obras Públicas, se concretó la
adecuación del proyecto pre-existente y se re-diseñó el proyecto arquitectónico.
El proyecto optimiza datos
pre-existentes, como los de detalles constructivos y resolución estructural, y
persigue el objetivo de crear un edificio versátil, ya que se pretende su uso
no solamente para eventos deportivos, sino también espectáculos y asambleas.
El concepto se basa en un
edificio en U que alberga los graderíos y que se podrán destinar por debajo a
las diferentes funciones propias del Coliseo, como taquillas, baños públicos,
cafetería y accesos así como otras como las sedes de la Liga Cantonal, de la
Asociación de vecinos del barrio y de otras federaciones deportivas. La
cubierta del edificio pretende aportar un signo de particular que lo
identifique como dotación a escala de la ciudad, sin por ello recurrir a
soluciones excesivamente costosas.
El potencial emplazamiento del
Coliseo es donde se ubica el actual estadio Rumiñahui. Se trata de un espacio
abierto en el que se encuentra una cancha de pelota de mano y una de fútbol que
no se utilizan. Además el emplazamiento está presidido por una estatua del cacique
Rumiñahui.
La circunstancia particular del
emplazamiento que se describió sustenta una propuesta integral para el espacio
urbano. La dotación del Coliseo se complementa con equipamiento exterior, dos
canchas de fútbol, dos de básquet vóley, se mantiene la de pelota de mano, se
crea una auxiliar para principiantes y se instala una zona de juegos
infantiles. La previsión de la apertura de una nueva calle por el Sur hará que
el complejo tenga cuatro frentes a viales y acceso directo a todas las instalaciones.
La fachada de acceso al Coliseo
se abre a un espacio público abierto, integrando el monumento al cacique
Rumiñahui y creando una plaza que alternará zonas de sombra y verdes. Para
delimitar las canchas deportivas se utilizarán hileras de árboles autóctonos.
La exposición del proyecto
arquitectónico se basó en ejemplos, planos, detalles constructivos, como de una
maqueta de estudio.
Sin duda alguna, la satisfacción
mayor de esta asistencia técnica es la de que lo realizado no es un punto
final, sino el inicio de un proceso.
Javier Leonardo Rímolo, arquitecto
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